Tigres azules, cacatúas parlantes, serpientes de felpa, sauces sensibles y muy llorones forman parte de nuestro este mural.
De chicos, a muchos los cuentos nos apasionaban. A tal punto que nuestra cabeza elegía las mejores oraciones para luego crear historias fanásticas mientras dormíamos. Esos mundos imaginarios en done creábamos personajes y nos aventurábamos en geografías maravillosas y que probablemente hayan quedado en el olvido en nuestro mural “El Bosque de los Magos”.